INFINIDAD DE VECES EN LA ENTRAÑA DE LOS BOSQUES INFANTILES PROVOCAR EL INCENDIO DE LA RESURECCIÓN...

SOBRE YO, MI Y LAS OTRAS

Bebo de todos los frascos, únicamente porque dicen “bébeme”, y luego me quedo atorada dentro de casas enormes, saliéndome los brazos por las ventanas, para, minutos después, no alcanzar siquiera la altura de la mesa. Enredadera que crece tropezándose con todo lo que toca. Muchas, muchas veces, velero a la deriva. Alcohólica sin remedio, fumadora compulsiva. Enemiga acérrima de todos los relojes. Enamorada de todos los varones en 150 kilómetros a la redonda, esperando, que esto venga de regreso. Despertando kafkianamente en ocasiones, convertida en una enorme araña que devora los ojos de todas las muñecas, los calzones de corazoncitos, los poemas cursis de Amado Nervo. Lagrimas-veneno. En búsqueda constante de los mil ojos de Argos, enamorada no correspondida del silencio, hoyo negro atragantado de galaxias. Hambrienta. Nativa del desorden. Terremoto. Mujer fatal, con un oso de peluche en el brazo derecho y un cuchillo en el seno izquierdo. Decidida y orgullosamente hija de Lilith, desertora de Eva.

lunes, agosto 04, 2008

EL BOTIQUÍN DEL VENENO (lo que ando haciendo ahorita)

1) Jugar a Morir: Juguete escénico para poeta, muñeca, psicoanalísta, títeres y los que se sumen. Mapa-texto basado en poemas de Alejandra Pizarnik (lectura dramatizada: 28 de julio, Quinto piso, 8 pm)
PROXIMAMENTE EN:
Nueva Ola (Octubre, Acapulco).
Prófetica (Septiembre, Puebla)
Congreso de poesía y poética (Octubre, Puebla)

2) Mientras dure la caída: Juguete circense para niño y trapecista. Basado en coqueteos infantiles con el suicidio. (en proceso de escritura).

3) Poemario Knock Out. Variaciones poéticas sobre temas de Enriqueta Ochoa. (próxima publicación)

4) Poesía en cada esquina. Instituto Municipal de Cultura de Puebla. (agosto, Puebla, diversas sedes -o esquinas-)

5) Afectos Colaterales. Juguete poematúrgico para adultos. Autor Carlos Nóhpal. (y regresé a la "actuada" con el personaje de "Ella"). Próximamente, donde lo decida el Sr Director. (por lo pronto Lectura Dramatizada: 24 de julio, Foro Quinto Piso, 8 pm)

JUGAR A MORIR (imagen y fragmento)





ESCENA 5
LA ÚLTIMA INOCENCIA

Flora ha terminado de hacer con la hoja un pajarito, lo coloca sobre el piso, frente a ella, el pajarito canta, luego deja de cantar.

FLORA: ¡Canta!

Silencio

FLORA: ¡Canta!

Silencio

FLORA: ¡Que cantes!

Nada. Silencio

Flora se enfurece, toma el pajarito de papel, le rompe el pescuezo con gesto de crueldad, la cabeza del pajarito queda colgando apenas sostenida por un milímetro de papel, lo acaricia.

FLORA: ¿Sabías que si uno bebe mucho de una botella que dice “Veneno” lo más probable es que tarde o temprano haga daño?

VOZ MADRE EN OFF: ¡¡¡Niña, niña!!! Eso no se hace, fue terrible, estás castigada, un mes…

Flora calla, no se mueve.

FLORA: (hacia la puerta) ¿Quién soy yo primero? Contéstenme y luego, si me gusta ser esa persona subiré, si no me quedaré aquí abajo hasta que sea otra…
ZAF
-registrados todos los derechos-

SECANDO AL SOL (imagen y fragmento)

Ana Laura crece y crece hasta ser mucho más grande que Semiramis, sobrepasa la altura de los tendederos. La sábana se convierte en su largo hábito de monja, abajo del cual se asoma Semiramis convertida en niña de 6 años, carga su muñeca y mira a Ana como si fuera un enorme oso.

SEMIRAMIS: Proyecto para una lechuga morada del coraje: Y para que la vida sea, o al menos se parezca a un juego tuyo y para que yo juegue contigo y con la vida. Pienso que reuniré mis poemas y haré un libro para ti.

ANA: Todo me duele, todo te duele. Te pongo una toalla, te tapo, te pongo una manta. ¿Todavía te duele?... nos duele. ¿Quién lo sabe mejor que otra mujer? Todo nos duele, todo es lo mismo.

En canon con la siguiente partitura corporal de Ana: Tomo un vestido. Lo detengo con ambas manos. Lo alzo. Lo observo. Lo escondo en mi vientre. Lo saco. Lo extiendo. Se lo pongo al lavadero. Los arrullo a los dos. Los toco. Meto los brazos al vestido, crecen a la altura de mis senos; aún lo tiene puesto el lavadero. El lavadero es mi vientre, el vestido nos cubre. Miro las cosas que hay alrededor. Las toco. Me preño de ellas: La cubeta. Una mariposa disecada. Un trapito de colores (lo arrullo). Una flor de plástico. La pelota azul. El lápiz labial que me regaló Semiramis (pero antes, me pinto con él una X en cada brazo). Después, comienzo a llorar, no sé porque. Me voy despreñando de cada objeto. Los tiro. Me quito el vestido también. Al final, sólo queda el lavadero sobre mi vientre y el olor del llanto, su perfume.
ZAF
-registrados todos los derechos-

LA CITA DE LA SEMANA

Uno más, poema de Raymond Carver
Se levantó temprano, la mañana llena de expectativas,
preparado para ponerse a escribir.
Tomó tostadas, huevos y café
y se fumó unos cigarrillos
pensando todo el tiempo en el trabajo que tenía por delante,
el difícil sendero a través del bosque.
El viento empujaba las nubespor el cielo,
agitaba las hojas que quedaban en las ramas
al otro lado de la ventana.
Unos días más y desaparecerían, esas hojas.
Ahí había un poema, puede ser;tendría que pensar en ello.
Fue al escritorio, dudó un buen rato,
y entonces tomó la que vendría a ser la decisión más importante del día,
algo para lo que su imperfecta vida le había estado preparando. Apartó la carpeta de los poemas
-uno en concreto seguía aún en su cabeza tras el sueño agitado de la noche anterior
(pero, en realidd, ¿qué importauno más o menos? ¿Qué más da? ¿Nada va a cambiar,no?)
Tenía el día entero por delante.
Mejor limpiar primero la mesa.
Tenía que ocuparse de unas cuantas cosas, asuntos familiares que no podíadejar para más tarde.
De modo que se puso manos a la obra.
Trabajó duro todo el día -pasando del amor al odio, a la compasión (muy poca), una sensación conocida, también de la desesperación a la alegría.
Tuvo estallidos ocasionales de ira,
luego se calmaba, al escribir cartas, diciendo "sí" o "no" o"depende" -explicando por qué o por qué no a personas
que apenas había visto o que nunca vería.¿Le importaban? ¿Le importaban una mierda?Algunas sí. Atendió también unas llamadas e hizo otras que, a su vez, provocaron la necesidad de hacer alguna más. Siguió así hasta que se sintió incapaz de hablar más y prometió llamar al día siguiente.Por la tarde, agotado y convencido (erróneamente, por supuesto) de que había completado una honesta jornada de trabajo, se puso a hacer inventario y tomó nota del par de llamadas que tendría que hacer a la mañana siguiente si quería seguir al tanto de las cosas y si no quería escribir más cartas, que no quería. Pero ahora, pensó, estaba harto de todos estos asuntos, aunque seguía igual, terminando la última carta, una que debería haber contestado hace semanas. Levantó la vista. Casi era de noche. El viento se había calmado. Los árboles allí seguían, despojados de casi todas sus hojas. Pero, por fin, su mesa estaba despejada, sin contar la carpeta de los poemas que le costaba mirar. Metió la carpeta en un cajón, apartándola de su vista.Es un buen sitio, un sitio seguro, y sabrá dónde está cuando necesite descansar las manos sobre ella. !Mañana! Hoy hizo todo lo que podía hacer.Aún le quedaban un par de llamadas, se le había olvidado que tenía que llamar él y también unas cuantas notas que debía mandar a causa de las llamadas,pero no lo iba a hacer ahora, ¿o sí? Había dejado el bosque atrás. Podía decirse que había cumplido. Había hecho lo que tenía que hacer. Lo que su conciencia le había pedido que hiciera. Había cumplido con sus obligaciones y no había molestado a nadie. Pero en aquel momento, sentado frente a su ordenada mesa, sintió vagos remordimientos por el poema que seguía en su cabeza y había intentado escribir por la mañana, y aquel otro que no conseguía recordar. Así son las cosas. Poco más se puede decir. ¿Qué sepuede decir de un hombre que prefirió hablar por teléfono todo el día y escribir cartas estúpidas mientras sus poemas quedaban desatendidos, abandonados o, peor aún, sin empezar? Ese hombre no los merece y no deberían acudir a él de ninguna de las formas. Sus poemas, si llega alguno más, deberían comerlos las ratas.